Tu mano tocó mi hombro.
Al voltear la cara, nos miramos.
Un segundo se detuvo el mundo.
Tu cara al mirarme, “te había visto antes”.
Mi cara al mirarte, “este es el mío”.
Nos miramos, uno al otro.
Nos reconocimos de pronto.
Nos habíamos visto desde siempre.
Cupido quedó perdido.
Sus flechas en dos sentidos.
Hay algo enigmático en tu mirada.
Hay algo pícaro en mi mirada.
Tus ojos en mis ojos.
Nos miramos, nos cambió la vida.
En ese momento no lo sabíamos.
Nos miramos, momento increíble.
Fue suficiente para saberlo.
Querías mi vida en tu vida.
Quería tu vida en mi vida.
Nos enamoramos.
Nos agarramos de la mano.
Contemplando atardeceres.
Amarillos, naranjas, vibrantes.
Nos miramos, de ahí en adelante.
Sin pensarlo, lo decidimos.
Nos miramos, como hipnotizados.
Nuestros ojos se buscaban.
De esa manera permanente.
Que solo saben los enamorados.
Con el amor que cambia la vida.
Nos fuimos caminando.
Por esas hermosas calles.
Con sus balcones en flores.
Nos miramos, nos descubrimos.
También con nuestras manos.
Nos miramos, frente a frente.
Sintiendo como el fuego del amor.
Encendía nuestras vidas.
Buscando el placer al mirarnos.
Un fuego abrasador se encendía.
Ojos pardos serios y serenos.
Ojos verdosos inquietos y risueños.
Nos miramos, nos arriesgamos.
Conociéndonos, nos llegó el cielo.
Vino el infierno también.
Los dos lo hemos vivido.
Nos miramos, uno al otro.
Como la noche serena.
Cuándo brillan las estrellas.
Cómo el mar claro y cálido.
De las costas cartageneras.
Enamorándonos a primera vista.
En el inescrutable transcurrir del tiempo.
A veces huimos uno del otro.
Caminamos en caminos separados.
Inevitablemente nos encontramos.
Nos miramos buscándonos de manera permanente.
Te comparto el Poema #15 de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada.
POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.Pablo Neruda