«Este artículo es un homenaje, a todas y cada una de las personas, que en algún momento de su vida, se han visto enfrentadas, en las relaciones, a algún tipo de violencia física, mental, psicológica o emocional.»  – Doris Martínez

No me creas nada, solo detente unos minutos y piensa un poco en mis palabras, reflexiona, no es cierto que amarme y dañarme van de la mano.

Como cualquier ser humano en el diario acontecer de mi vida, tengo días muy luminosos y brillantes; otros días son muy oscuros, días en que no me hallo, pero nunca los he usado para dañar deliberadamente a alguien.

Por eso, no puede ser cierto, que ahora en este momento me digas “mi amor, te quiero”, y más tarde me grites y me levantes la mano.

Para mí, si me amas, siempre mírame bonito, por favor no me grites los defectos, ni me los señales, no me los repitas incesantemente, que ya con lidiar con mi propia sombra tengo bastante.

Por favor no me alces la voz, que aún no tengo problemas de oído, y en tono normal puedo escucharte. 

No te dirijas a mí con palabras vulgares, para momento después venir a abrazarme, no lo acepto, porque  si te amo y me amas, no te atrevas a hacerme daño.

Si me amas, para hacerme entender tu punto de vista, no tienes que darme un golpe, no tengo síndrome de clavo.

Mi mente no asimila y no estoy de acuerdo, con que ahora me acaricies y luego me pellizques, queda mi piel lastimada, tú en cambio como si no pasara nada.

Por favor no me amenaces, no me asustes, no me intimides, no intentes hacerme creer que acariciarme y golpearme, son sinónimos, por favor si me amas, no te atrevas a hacerme daño.

No menosprecies mi persona, ni hagas parecer gigantes mis errores, que todos nos equivocamos, nos guste o no nos guste, hay que aceptarlo, errar es propio de los seres humanos.

No te burles de mí, ni me critiques, delante de otros, porque no solo me haces sentir mal, los demás se dan cuenta, de nuestra realidad, me amas dices tú, pero me tratas mal.

No me recuerdes constantemente que he envejecido, que he engordado o que he adelgazado, bastante tengo con lidiar conmigo misma y mis inseguridades, como para que tu vengas a insistirme en lo que según tú, de mí, es malo.

Si admiras a otras mujeres, lo entiendo y lo acepto, solo que no las compares conmigo, para hacerme entender que ya no lleno tus aspiraciones. 

Si digo que quiero estudiar, aprender otro idioma, cambiarme el color del pelo o cortarlo, maquillarme o no hacerlo, salir con mi hermana, o ir al gimnasio, no me digas que  es demasiado tarde; si me amas, se mi amigo, acompaña mis ilusiones, no me niegues este derecho.

Por favor no me hables con ironías, no me remedes, ni me imites en tono burlesco, por todo el amor que hemos compartido, no me lo merezco.

Si vas a salir con tus amigos, no me pidas que te espere despierta, o cuando llegues, que si la comida no está lista y caliente, la vajilla tenga que renovarse constantemente, porque con tu enojo, tanto la vajilla como la comida, va directo al piso; por favor si me amas, no me maltrates.

No hay papeles ni documentos, que hayamos firmado, donde diga que tus groserías, malas palabras  y malos tratos tengo que aguantar. 

En un romántico momento de nuestras vida, hicimos un acuerdo mutuo de amor y afecto, que involucra compañía, solidaridad, alegría y simpatía, ninguna de estas palabras se acoplan con empujones, ni amenazas, ni groserías.

No me digas que si me voy, que si me marcho, vas a quitarte la vida, porque no te creo, no hay forma que  pueda creer a alguien que dice amarme, y luego me lastima el cuerpo y el alma, sin ningún miramiento.

Puedo necesitar un techo, puedo temer lo que piense mi familia, puede preocuparme lo que diga la gente, puede que no tenga con que mantenerme, pero no hay nada que justifique los malos tratos y las palabras hirientes. 

Si te pido en un momento dado, algo de dinero, no me digas que sin ti nada valgo, porque la vida puede demostrarte lo contrario.

Si después de compartir tiempos juntos, ya no tengo para ti la misma valía, el mismo encanto, pongámonos de acuerdo y cada uno toma su camino por su lado, pero no me intimides con amenazas y malos tratos.

Los roles de víctima y victimario, han pasado de moda en un mundo interconectado, en el que es posible hacer valer mi opinión, buscando ayuda profesional, para salir adelante, en un momento en el que mi integridad física y mental se está viendo comprometida, porque no estoy dispuesta a aceptar que amarme, sea sinónimo de dañarme.

Si estas líneas te resultan familiares, o si una amiga, familiar o conocida, está expuesta a situaciones similares, te propongo denunciar, comentar, informar, contar, la situación, porque no solo la integridad si no, la vida misma puede estar en riesgo.

Porque pienso, que bajo ninguna circunstancia, en ningún tipo de relación, la violencia está permitida.

Y la verdadera violencia, la más imperdonable, es la que permitimos y realizamos contra nosotras mismas, cuando no nos atrevemos a aceptar lo que somos y denunciar todo aquello que nos afecta.

Te comparto un caso real, reciente y su enlace de la web, para que puedas buscarlo y leerlo.

“El caso del gremio de la salud en Colombia es un buen lugar para empezar a pensar en las consecuencias de una cultura que avala el maltrato, el abuso y el acoso. El periódico El Uniandino, por ejemplo, publicó hace unos meses una investigación que recoge 13 casos de acoso sexual y 13 casos de maltrato en facultades de Medicina y hospitales universitarios en las principales ciudades del país”.

https://main-elespectador-caracoltv.content.pugpig.com/2021/12/10/el-predador-del-cardiovascular/pugpig_index.html

Te recuerdo que en Colombia, los 3 primeros artículos de la LEY 1257 DE 2008 (diciembre 4) Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres:

CAPITULO I. DISPOSICIONES GENERALES.

ARTÍCULO 1°: OBJETO DE LA LEY.

La presente ley tiene por objeto la adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional, el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales para su protección y atención, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización. 

ARTÍCULO 2°: DEFINICIÓN DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.

Por violencia contra la mujer se entiende cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado. Para efectos de la presente ley, y de conformidad con lo estipulado en los Planes de Acción de las Conferencias de Viena, Cairo y Beijing, por violencia económica, se entiende cualquier acción u omisión orientada al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política. Esta forma de violencia puede consolidarse en las relaciones de pareja, familiares, en las laborales o en las económicas. 

ARTÍCULO 3°: CONCEPTO DE DAÑO CONTRA LA MUJER.

Para interpretar esta ley, se establecen las siguientes definiciones de daño: a) Daño psicológico: Consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas, por medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal. b) Daño o sufrimiento físico: Riesgo o disminución de la integridad corporal de una persona. c) Daño o sufrimiento sexual: Consecuencias que provienen de la acción consistente en obligar a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje, soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal. Igualmente, se considerará daño o sufrimiento sexual el hecho de que la persona agresora obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas. d) Daño patrimonial: Pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o económicos destinados a satisfacer las necesidades de la mujer. 

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