«El conocimiento de tu propia oscuridad es el mejor método para hacerle frente a las tinieblas de otras personas.» Carl G. Jung
Un ser humano, lleno de miedos y complejos, una niña juguetona, una adolescente estudiosa, una joven risueña, una mujer insegura, perdida en su mundo interior, porque este era más seguro que el mundo exterior.
Ayudar, amar, colaborar, servir, sonreír, agradar, estudiar, fueron verbos que fui desarrollando como métodos para lograr ser parte de, un mundo inhóspito, tanto a nivel de familia, como de vecinos, conocidos, profesores y amigos.
Pero el miedo, fue y reconozco que aún es, el protagonista principal de mi historia, miedo de contestar a mi papá, miedo de contradecir a mi mamá, miedo de lo que pudiera pasar, miedo de lo que dijera mi tío, miedo de hablar en público, miedo de responder una pregunta en clase aunque supiera la respuesta, miedo de la oscuridad, miedo de decir mi opinión sin ganarme un bofetón, miedo que entre mis amigas, vecinas, o enamorados no hubiera aceptación.
Fue así como los libros, se convirtieron en el sitio más seguro, al cual visitar, para estar con ellos, no necesitaba mascaras ni nada que aparentar, esa avidez por leer, por saber, por entender, me fue llevando año tras año, a la búsqueda incansable de métodos que me hicieran sentir mejor, disminuyendo en esos momentos, la angustia y la presión.
Me fascinaba acercarme a las personas mayores, escuchar sus historias y opiniones, eso permitió una relación muy especial con mi abuela, a la que he adorado desde que me lo permite la memoria, también eso hizo que me llevara siempre bien con los profesores, los cuales se acercaban a mí, por mi deseo de siempre querer saber más y por mis buenas calificaciones.
Siempre quise entender mi comportamiento y el comportamiento de los demás, fue así como leí, y estudie muchos libros de la Biblia, asistí a seminarios de la iglesia católica, en mi último año de bachillerato hacía de la mano del sacerdote charlas semanales, para validarlo como alfabetización para graduarme. Pero no encontraba en mi interior la paz que tanto buscaba.
Fui y he sido, experta en ocultar mis cosas, me oculté tanto que casi no me hallo de regreso, he aquí porque, he vivido siempre tratando de ordenar la vida de otros.
Y aunque he vivido muchos años, ocultándome, permitiendo que otro tuviera siempre la razón, dejando oculta mi opinión, siempre regalando mi conocimiento, mi tiempo, mi valor, de repente llegó un momento a mi vida, en el que dije, voy por mí, no hay vuelta atrás.
Admito que para buscar adentro he necesitado ayuda afuera, y todos al final me decían, ¡mira adentro!
He visitado psicólogos, me han realizado coaching, gracias por la paciencia y la maestría para darme la mano en este proceso, María Isabel Martínez Múnar, @mmunarconsultores.
Los ángeles me han hablado y asesorado a través de cartas angélicas, gracias Adriana Gutiérrez Güete, @adrianagutierrezgüete.
Me han realizado la Carta Astral, con mi fecha de nacimiento, diciéndome que yo en el Universo era un Espejo Resonante Blanco, pero que mi fuerza la tenía que buscar adentro, gracias Olga Lucía Castañeda.
Viajé a Medellín a escuchar a Borja Vilaseca, diciéndome en un auditorio, que a través de la revisión del Eneagrama, mi eneatipo era el #2, el ayudador, y en este análisis aún estoy. Gracias @borjavilaseca.
Mirando adentro, es que he logrado reconocer los miedos, el infierno, la soledad, la inseguridad, el sufrimiento, la tristeza, la oscuridad, la sombra, la timidez o eso que muchas llamamos “me da pena”.
Mirando adentro, es una decisión compleja, porque en tantas lecturas, tantos autores, dando diferentes recomendaciones, es difícil entender, cómo hacerlo, cómo encontrarse uno, con uno mismo.
Me ha servido de mucho, hacer un listado de mis miedos, un listado de mis debilidades, un listado de lo que no me gusta de mí, y de lo que no resisto en los demás, porque eso que no tolero de otro, curiosamente aunque lo niegue también está oculto en mí, solo que con humildad he tenido que aceptarlo.
También he realizado un listado de lo que veo en mi como algo bueno o positivo, la fuerza interna para seguir adelante, la luz, el cielo, el amor, los valores, la solidaridad, la alegría, la osadía, el entusiasmo, la amabilidad, la capacidad de servir, la persistencia, todo esto lo he encontrado, mirando adentro.
Mirando adentro de mí, es como he logrado entender y aceptar, que la responsabilidad, de cómo me siento, de cómo pienso, no es de los demás, ni de sus actuaciones, ni de sus palabras, si no que, el poder de decidir cómo me afecta lo que sucede afuera, solo lo tengo yo, adentro.
Comparto mis vivencias y experiencias, porque es una manera de retribuir lo que otros han hecho por mí, porque en la medida que yo desarrollo métodos que me sirvan para estar en paz al momento de ir a dormir, sin tener que consumir alcohol, drogas o medicamentos, tal vez, solo tal vez, a ti te puedan servir, por lo menos para intentarlo también.
He aquí, el porqué y el para que, de Atreveix.
No es una invitación a seguirme a mí, es una invitación a descubrirte a ti, porque como seres humanos, todos estamos en la misma búsqueda, la de darnos la mano con solidaridad, y permitirnos unos a otros, convertirnos en la mejor versión de cada uno, con lo que cada uno tiene, adentro.
“Hay tantos caminos para conocerse a uno mismo como seres humanos hay en el mundo. Estar verdaderamente bien con uno mismo es una simple cuestión de sabiduría.
Por mucho apoyo externo que podamos recibir, en última instancia la transformación de nuestra estructura mental, depende de nuestra capacidad de esfuerzo y disciplina”
Encantado de Conocerme, Primera Edición: Diciembre2016. Borja Vilaseca