“Ningún ser humano puede negar su origen.” – Doris Martínez
De piel rosada como pétalos de muchas rosas, partes de su cuerpo de un blanco inmaculado.
No hay esmeralda colombiana que iguale, la belleza y el fulgor del verde de sus ojos.
Piernas torneadas y gruesas, que serían el deseo de cualquier reina de belleza.
Su cabello negro azabache, de suaves ondas, no ha necesitado tinte ni muchos cuidados.
De carácter tan fuerte, que la hacen parecer indolente.
Con una facilidad extrema para que sus ojos, de repente y por cualquier motivo, lluevan lágrimas en caudales.
Altiva y orgullosa, convencida de sus pensares, seguidora de sí misma y de fe inquebrantable.
Elegante, con un gusto exquisito por el vestir, pendiente siempre de la moda.
Buena conversadora y lectora incansable.
Amorosa y consentidora de quien a ella le provoca.
Es una ligera descripción de la que me parió.
Te cuento que en esta tarea del auto conocimiento, que me he impuesto como mecanismo para ser mejor ser humano.
Buscando sanar mis heridas emocionales adentro y hallar la mejor versión de mi misma.
Pensar en mi origen, tratar de recrear en mi mente, esos momentos en los que me asome a este mundo, me ayudan mucho.
Pienso ese momento en que quedó embarazada, en el que tuvo la impresión secreta que era una niña a quien esperaba.
Imagino los dolores del parto, sangre, sudor y lágrimas, para recibirme en sus amorosos brazos de madre, en ese momento.
Luchar con todas sus fuerzas y recursos, por sostenerme y arrullarme cuando mi salud luego de nacer fallaba, me hacen sentir muy emocionada.
Largas noches sin poder dormir, dedicadas solo a cuidarme.
Probar diferentes tipos de leches, para lograr acomodar la digestión de una bebe que no paraba de enfermar.
Bañarme, cuidarme, cambiarme los pañales de tela, que en ese entonces, había que lavar.
Ayudarme a caminar, enseñarme a hablar, comer, comprarme juguetes.
Guiarme para que de su mano pudiera yo, conocer a Dios, enseñándome antes de ir al colegio, las primeras oraciones.
Todo ese esfuerzo y dedicación, ha tenido en su vida, la que me parió…por eso me siento más que agradecida yo.
Pienso que su fuerza interna que llamo voluntad e inclusive mis locuras convertidas en travesuras, de ella en mi ADN las tengo yo.
Estas letras para ella con todo mi amor, las adapte de un texto que encontré en internet:
SI VOLVIERA A NACER.
Si volviera a nacer elegiría ser la madre de mi madre.
Si pudiera elegir y pudiera ser otra persona, sin duda elegiría ser la madre de mi madre.
¿Por qué?
Porque le daría más besos, que los que le dieron cuando niña.
Le leería todos los cuentos que quisiera oír.
Cuando la arrope por la noche.
Le diría con todo mi amor, al oído cuanto la quiero.
Le enseñaría que la vida es bella entre los brazos de quien te quiere.
Le compraría una muñeca para que le hiciera vestidos.
Le cantaría canciones en una mecedora, hasta que se durmiera.
Jugaríamos en el suelo, sin pensar en otra cosa que hacer.
La peinaría cada mañana y la llevaría al colegio.
Jugando y corriendo por las calles.
Robándonos las flores de las terrazas.
Sería siempre una niña tierna y risueña.
Le diría mirándole a los ojos.
Que todo, por amor se puede perdonar.
Que todos sufrimos de manera igual.
Que todos nos podemos equivocar.
Si pudiera ser otra persona sería su madre sin dudarlo, le enseñaría cuán grande es el amor que brota de mi corazón por ella.
Porque si la amo tanto siendo su hija.
¡Cómo la amaría cuando al nacer la tuviera entre mis brazos!
(Autor desconocido/ Doris Martínez)
https://enprovincia.com.ar/rosen-jaden-si-volviera-a-nacer-elegiria-ser-la-madre-de-mi-madre/
También este poema:
LA MEDIDA DE MI MADRE
No sé si te lo he dicho:
Mi madre es pequeña
Y tiene que ponerse de puntillas
Para besarme.
Hace años yo me empinaba
Supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
Estirándonos y agachándonos
Para buscar la medida exacta
Dónde poder querernos.