“La empatía representa la base para todas las competencias sociales importantes en el trabajo” – Daniel Goleman
Te comparto una de las tantas definiciones que hay de la palabra:
EMPATÍA:
Es la intención de comprender los sentimientos y emociones, que siente otro individuo.
La palabra empatía es de origen griego “empátheia” que significa “emocionado”.
Se dice que la empatía hace que las personas se ayuden entre sí.
Que está estrechamente relacionada con el altruismo – el amor por los demás, la capacidad de ayudarlos.
Con esta introducción quiero contarte, que reflexionando en el tema, observo que en el trabajo, no es fácil vivir de acuerdo a ello. Me pregunto ¿Empatía en el trabajo?
Si te preguntas porque lo pienso, voy a contarte algunos ejemplos, para que reflexiones, igual que yo en el tema.
Recuerdo que hace unos años un amigo, tuvo un accidente en su moto, se quemó considerablemente una pierna y recibió varios golpes, que incluyeron una cirugía en el hombro.
Los primeros días me contaba, que sus compañeros de trabajo lo visitaban en la clínica, lo llamaba su jefe para preguntar cómo iba su recuperación, entre todos hasta le hicieron un mercadito y le compraron algunas medicinas que no cubría su seguro médico.
Cómo su recuperación fue lenta, me contaba con lágrimas en los ojos, que llegó un momento en que se sentía solo y asustado, creía que podía perder el trabajo.
Solo lo llamaban para insistirle con los trámites de la incapacidad, o para preguntarle si le darían más incapacidad.
Sus compañeros más cercanos, los que él creía que eran amigos, no le mandaban ni mensaje de texto, para saludarlo.
¿Se genera empatía en las actividades labores?, me preguntó yo, te pregunto a ti.
También recuerdo la historia de una compañera, que después de mucho tiempo y tratamientos logró quedar embarazada.
Unos tiempo después de la feliz noticia, el ambiente de celebración y alegría fue reemplazado, por momentos agobiantes de malestares cómo vómitos o mareos, que interferían en su habitual jornada laboral.
Causando incomodidad y desagrado a las que trabajaban con ella.
Me contaba, que sus compañeras de trabajo, hacían gestos y malas caras cada mes, cuando le tocaba su cita de control.
Si por algún motivo de cuidado el médico le autorizaba una incapacidad, las miradas de reproche y el ambiente tenso que se generaba, la hacían sentir peor.
Cuando regresó de su licencia de maternidad, tomar la hora diaria de lactancia, a la que tenía derecho, era tortuoso, porque siempre había una actividad de última o primera hora inaplazable, que debía realizar.
Me decía ella con cara triste, nadie se pone en mi lugar.
Había empatía en sus compañeras de trabajo. ¿Qué opinas tú?
Yo misma hace unos años, cuando trabajaba en un prestigioso almacén de la ciudad, este empezó a tener problemas, y decidieron disminuir gastos, reduciendo la nómina.
Sin más explicación, un día cualquiera me llamaron a Recursos Humanos, me dieron las gracias y me despidieron.
A los 15 días, varios de los que eran mis compañeros de trabajo, se reunieron y amablemente mandaron a mi casa, una canasta con productos básicos de mercado.
Con una tarjeta que decía, “estamos contigo”. Lo curioso es que nunca más volví a saber de ellos.
Me apreciaban, hacíamos buen equipo, pero la empatía solo les duró 15 días.
En otra empresa recuerdo, que una vez se perdió un producto del inventario, que costaba mucho dinero.
El gerente de manera equitativa dijo que todos debíamos pagar el producto, para que aprendiéramos a ser más cuidadosos, en cuotas pequeñas por nómina.
Esto genero inconformidad, malas caras, frases malintencionadas, porque el área administrativa consideraba, que las áreas operativa y comercial, eran los que debían pagar por el error.
De allí se generó que se hicieran mini reuniones de regaños, y recordatorios groseros respecto a procedimientos y controles, con el fin de señalar siempre, quienes eran los responsables de pérdidas o mermas en la empresa.
Empatía, como sinónimo de solidaridad, de cooperación, son términos fáciles de memorizar, hablar, compartir y mencionar, lo que es difícil es vivirlos en el día a día en el trabajo.
Si no estás de acuerdo con mi opinión, déjame saber tus comentarios.
Te comparto esta fábula, que leí y me gustó mucho, tiene que ver con este tema:
LA FABULA DEL RATÓN Y LA TRAMPA
Érase una vez en una granja un ratón escondido en un agujero en la pared. Un día, mientras se asomaba hacia la cocina, vio como el granjero y su esposa habían comprado una trampa para ratones.
El ratón asustado, corrió a toda velocidad a avisar a los animales de la granja. Pero le recibieron con indiferencia.
“Han comprado una trampa para ratones”, le contó a la gallina. El ave se rio. “Lo siento por ti, amigo ratón, pero a mí eso no me preocupa”.
Entonces el roedor acudió al cerdo. “Tienen una trampa para ratones”. Y el cerdo le dijo: “tienes mala suerte, rezaré para que no te pase nada”, pero tampoco le hizo más caso.
El ratón fue entonces a ver a la vaca, y esa tampoco se inmutó por la noticia: “pequeño ratón, soy una vaca, no tengo nada que temer de una trampa para ratones”.
El diminuto roedor se fue triste de vuelta hacia su escondrijo, determinado a enfrentarse solo a los peligros de la trampa.
Durante la noche el ruido característico del resorte de una trampa rompió el silencio. La mujer del granjero se levantó inmediatamente para comprobar cuál había sido la presa. Pero con las prisas, no tuvo cuidado y no se dio cuenta que lo que la trampa había atrapado la cola de una serpiente venenosa. El animal furioso mordió a la granjera.
El granjero llevó a su mujer rápidamente al hospital, del cual volvió con una pequeña fiebre. El hombre pensaba que el mejor remedio contra la fiebre era un buen caldo de gallina, así que cogió su hacha y fue a matar a la gallina. Pero la mujer no mejoraba.
A medida que su salud iba empeorando, los amigos de la pareja se acercaron a visitarla, y para darles de comer el granjero tuvo que matar al cerdo.
Finalmente la mujer murió, y tantas personas vinieron al funeral que al hombre no le quedó más remedio que sacrificar a la vaca para poder tener carne suficiente para todas.
El ratón presenció todos los acontecimientos con gran tristeza.
Sus amigos no se dieron cuenta de que cuando un peligro acecha a un solo miembro del grupo, todos están en peligro.
Moraleja: La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema, y creas que no es cosa tuya, piénsalo dos veces. El mundo es complejo, y todos estamos relacionados por vínculos invisibles.
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