“Deja de buscar la aprobación y el reconocimiento externo; busca tu propio aplauso” – Séneca
Te cuento que en este proceso de autoconocimiento en el que estoy inmersa, de las situaciones más difíciles que vivo, es aceptarme físicamente.
Hago parte de ese grupo de mujeres, que no encaja en ninguno de los estereotipos impuestos por la sociedad.
De estatura baja, nariz ñata, cachetona, con unos kilos de más, a pesar del ejercicio, piernas gruesas, cabello rizado rebelde, ojos pequeños, cejas escasas.
Mientras, mi mente esta tan llena, de imágenes de mujeres bellas, delgadas, casi perfectas, de facciones finas, de pieles impecables.
Que lidiar conmigo misma, enamorarme de mí, aceptarme como soy, es un proceso agotador diario, desde muy joven.
Padres, madres, profesores, pienso yo que deberíamos orientar a los niños, y ayudarlos a comprender que físicamente, algunas cosas son hereditarias.
Producto de la combinación de los genes de los padres, el cabello, el color de la piel, la estatura, entre otros. Esto no se puede o debe cambiar, es necesario aceptarlo y amarlo.
Mientras que el peso, que también está condicionado genéticamente, en muchos casos, es un factor que podemos modificar. Mejorando el cuerpo a través de estilos de vida saludables, que incluyan una nutrición equilibrada y actividad física permanente.
También podemos, mucha gente lo hace, exponernos a cirugías plásticas que cambien nuestra apariencia física.
Pero estoy segura, que si algo es difícil para las mujeres, lo digo por experiencia propia, es aceptarnos, sin querer cambiarnos.
Tanto es así, que hay cantidad de jóvenes menores de 30 años, exponiendo su vida, para quitarse gorditos de la cintura, y poner esa grasita en las nalgas.
También he conocido casos, de gente famosa, físicamente hermosa, que ha dañado su salud, por exponerse a procedimientos de inyecciones de sustancias.
Que a largo plazo han dañado la apariencia de la piel, afectando completamente la salud, y la apariencia física para empeorar.
Aceptarnos es claro, que nos libera del sufrimiento, pero no hay cursos que nos digan, como aprender a hacerlo. Ni hace parte de las asignaturas del colegio.
Por eso, yo en mi proceso, me digo frecuentemente, a mí misma:
Atrévete, acéptame como soy.
Te cuento que en las investigaciones, lecturas y consultas que realizo, para poder escribir estas líneas.
Encuentro estadísticas tan sufridas, de números considerables de jóvenes que mueren o dañan su apariencia física, en salas de cirugía.
Buscando cambiarse, con el fin de encajar en una sociedad, implacable, en la que reina la cultura del envase, desconociendo la importancia del contenido.
Los números relacionados con mujeres en la actualidad, sufriendo de bulimia y anorexia, por problemas alimenticios para verse delgadas, son alarmantes.
Desconociendo que en muchas oportunidades, por constitución física y biológica, nuestro cuerpo puede tener rollitos, flacidez, estrías, celulitis, y no está mal.
Hoy día, cuándo observo que marcas internacionales, han incluido en sus líneas de productos, tallas grandes, modelos con algo de sobre peso, con diferentes tipos de cabello, de variada estatura.
Mujeres famosas que exhiben su rollitos, celulitis o estrías, con total naturalidad.
Me alegro mucho por las generaciones venideras, porque en mi caso y en el caso de muchas mujeres que conozco, el daño, ya está hecho.
Sacar de mi mente toda esa basura, que me dice de manera inconsciente, que debería ser físicamente de otra manera.
Es un trabajo arduo, diario, constante, permanente. Decirme a mí misma:
Atrévete, acéptame como soy.
A estas alturas de mi vida, parece algo loco, pero no lo es.
Te extiendo la invitación a ti, porque hay que sanar nuestra mente, para ir al paso siguiente: Liberarnos del sufrimiento a través de la auto aceptación.
Para finalizar, te comparto este cuento, que me gustó mucho, por la reflexión que brinda:
ESTRELLA DE MAR
Estrella de Mar estaba enamorada de Pulpo y por eso, empezó a dejarse ver mucho más por ese barrio tropical con intención de conquistar sus tres corazones. Pulpo era bueno, guapo y tenía unos fuertes tentáculos pero, aunque pasaba por su lado continuamente, nunca reparaba en ella.
Un día Estrella de Mar se puso un vestido de colores precioso que le quedaba muy bien, realmente estaba bella, se lo dijeron todos sus amigos pero, ella no se veía bien y, Pulpo, nadando con sus amigos calamares entre las hiedras ni siquiera la miró.
Otra tarde fue a la peluquería y salió de allí con un peinado de trenzas que gustó mucho a todos sus amigos.
— Estás guapísima — dijeron todos a la vez, pero, Estrella de Mar, nunca se veía guapa y, aunque Pulpo pasó jugando a su lado con sus amigos sepias, ni siquiera reparó en ella.
Entonces Estrella de Mar, aconsejada por una caracola, fue a dar clases de canto con una ballena pero, a los pocos días, creyendo que desafinaba mucho y que no cantaba bien, a pesar de los ruegos de su profesora, dejó de asistir a las clases.
Días después aconsejada por un mero empezó a aprender a bailar y, aunque lo pasaba fenomenal en las clases, como era muy vergonzosa y creía que lo hacía muy mal dejó de asistir a las clases de baile.
Por las noches, a la hora de dormir, Estrella de Mar pensaba que Pulpo nunca se iba a fijar en ella y sufría porque, hasta ese momento, no había conquistado ninguno de sus tres corazones y, aunque intentó olvidarse de él con todas sus fuerzas, la realidad es que no podía.
Una mañana Estrella de Mar decidió pedir consejo a la luna, todos decían de ella que era buena, comprensiva y muy inteligente. Esperó impaciente a que llegara la noche y cuando salió, se dirigió a la orilla para que la pudiera ver bien.
— ¡Eh, luna! – gritó, ¡aquí! ¿Me puedes ayudar?
La luna enseguida vio a Estrella y contestó:
— Dime Estrella, ¿qué necesitas?
Estrella de Mar le contó entonces lo enamorada que estaba de Pulpo, todo lo que había hecho por conquistar sus tres corazones y lo mal que se sentía con ella misma.
La luna escuchó pacientemente a Estrella de Mar y dijo:
Nunca podrás enamorar a Pulpo mientras no seas capaz de quererte a ti misma. Reflexiona sobre lo que te digo y empieza a cambiar tu actitud.
Estrella de Mar se quedó muy callada y estuvo toda la noche pensando en las palabras de la luna sin poder conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, contó a sus amigos lo que había hablado con la luna y, todos estuvieron de acuerdo con su sabio consejo.
Estrella de Mar entonces recapacitó seriamente en todo lo sucedido y, empezó a quererse más a ella misma.
Una mañana amaneció muy contenta y se puso a cantar feliz sin importarle quien escuchaba y, Pulpo que nadaba por allí, de repente, notó que uno de sus corazones latía más deprisa de lo habitual. Y quedó enamorado de su voz.
Otro día Estrella de Mar empezó a bailar dejándose llevar por las olas sin importarle quien miraba y, Pulpo que nadaba por allí, quedó embelesado con sus elegantes movimientos, sintiendo que su segundo corazón latía aceleradamente.
Una tarde Estrella de Mar decidió vestirse muy guapa y hacerse las trenzas que tanto habían gustado a sus amigos y, sucedió que Pulpo al verla quedó prendado de su belleza y, sus tres corazones empezaron a latir acompasadamente.
Estrella por fin comprendió que para que a uno le quieran, primero debe empezar a quererse a sí mismo. Logró conquistar los tres corazones de Pulpo siendo como era y fueron muy felices.