“Hay que tomar a los niños de la mano y mirándolos a los ojos, decirles: en la lectura hay magia, vamos juntos a encontrarla.” – Doris Martínez
Cuando pienso en lo placentera que es para mí la lectura, en cómo desde la adolescencia he ido de la mano de diferentes autores, a lugares de la tierra lejanos, también a| sitios insospechados.
Conociendo de historias de amor con finales felices y otras dónde mueren los amantes, o terminan siendo infelices.
He conocido el concepto del amor, desde que aprendí a leer, porque la biblia fue lectura obligatoria en mi casa y colegio, desde que me acuerdo.
Poesía, literatura, desarrollo personal, psicología, biología, historia, manejo de computadores, solo por mencionar unos pocos.
Leyendo se alimenta el alma y la mente, se aprende de letras, diptongos, hiatos, adjetivos, verbos y sustantivos, temas que hoy día ya no son importantes, al parecer para los jóvenes.
Leer es más que un placer, es un verbo, denota decisión y acción.
Para expresar mis ideas, leer me ha ayudado a encontrar mejores formas de comunicarme.
Parece una actividad pasiva, porque por lo general se realiza cómodamente sentado.
Pero no hay nada que genere más actividad física que leer, porque ejercita los músculos mentales.
Dicen los que saben que leer nos va llevando a adquirir sabiduría, activa las neuronas, genera momentos alegres, tristes, intensos, divertidos, de miedo y también muy placenteros.
Te cuento que las personas más ricas del mundo, los millonarios, los multimillonarios, y los multibillonarios.
Los que trabajan en desarrollo de sistemas, análisis y programación de computadores, desarrollo de páginas web.
Los que están en este momento desarrollando las apps que nos mantienen pegados al celular o la tablet.
Los que han desarrollado y siguen desarrollando redes sociales.
Los dueños y gerentes de los bancos, de las empresas y corporaciones.
Los que dirigen fundaciones sin ánimo de lucro, las personas que están desarrollando capital social.
Los educadores, los ingenieros, los médicos, los investigadores, los psicólogos.
Los que dirigen las iglesias, los que dirigen las comunidades espirituales.
Los compositores de música, los poetas, los que desarrollan el arte, los más famosos chef.
Los que investigan tratando de encontrar la cura del cáncer, del sida, de otras enfermedades.
Los que trabajan en finanzas, en venta, en liderazgo mundial.
Dedican a leer diariamente 1, 2 y hasta 3 horas, no solo de los temas de su interés o de su área, también de temas globales.
Esto nos dice claramente, que es muy importante desarrollar el hábito diario de leer.
Ahora, piénsalo un momento con detenimiento, ¿cuántas horas al día, dedicas a leer y auto educarte?
¿Cuál es tu pasatiempo favorito?, piénsalo un minuto… te puedo asegurar que inclusive de ese tema, puedes encontrar un buen libro.
Siempre quiero provocarte, por eso fiel a mi propósito de compartir información valiosa, te dejo estos fragmentos de lecturas, que estoy segura, te van gustar, porque yo por experiencia propia, puedo dar fe, que leer es más que un placer.
“1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 ¡Vanidad de vanidades!
¡Vanidad de vanidades!
¡Todo es vanidad!
3 ¿Qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos y de todos sus afanes bajo el sol? 4 Una generación se va, y otra generación viene, pero la tierra permanece para siempre. 5 El sol sale, el sol se pone, y vuelve presuroso al lugar de donde se levanta. 6 El viento gira hacia el sur, y da vueltas por el norte; va girando sin cesar, y vuelve a girar el viento. 7 Todos los ríos van al mar, y el mar jamás se llena. Y los ríos vuelven al lugar de donde salieron, para volver a recorrer su camino.”
Eclesiastés 1: 1-7
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas…” Fragmento del libro Platero y yo. Autor: Juan Ramón Jiménez
“Sonó un grito débil a mi espalda, volví a mirar, y Aura, que había caído de rodillas sobre aquella alfombra de violetas, pálida como un cadáver y bañada en llanto, pronunciaba mi nombre; cerré los ojos para no verla llorar, apuré el paso, y doblé senda que conducía a mi casa.”
Fragmento de Aura o las Violetas. Autor: José María Vargas Vila
“No era la luz del sol con sus haces brillantes y la espléndida irradiación de sus rayos ni la claridad vaga y pálida del astro de la noche, que es sólo una reflexión sin calor. No. El poder iluminador de aquella luz, su difusión temblorosa, su blancura clara y seca, la escasa elevación de su temperatura, su brillo superior en realidad al de la luna, acusaban evidentemente un origen puramente eléctrico.”
Fragmento Viaje al Fondo de la Tierra. Autor: Julio Verne
“El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda. El diablo es sombrío porque sabe adónde va, y siempre va hacia el sitio del que procede. Eres el diablo, y como el diablo vives en las tinieblas. Si querías convencerme lo has logrado. Te odio, Jorge, y si pudiese te sacaría a la explanada y te pasearía desnudo.”
Fragmento El Nombre De La Rosa. Autor: Humberto Eco
“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. “Siempre soñaba con árboles”, me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato.”
Fragmento Crónicas De Una Muerte Anunciada. Autor: Gabriel García Márquez
“El Ser es la Vida Una, eterna, siempre presente, que está más allá de las miles de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo está más allá sino también profundamente en el interior de cada forma como su esencia más invisible e indestructible. Esto significa que es accesible a usted ahora, como su propio ser más profundo, como su verdadera naturaleza. Pero no busque asirlo con su mente. No trate de comprenderlo. Sólo puede conocerlo cuando la mente se ha acallado, cuando usted está presente, completa e intensamente en el Ahora… Recuperar la consciencia del Ser y permanecer en ese estado de ‘sensación-realización’ es la iluminación.”
Fragmento El Poder Del Ahora. Autor: Eckar Tolle
“Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer, hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que era real por perseguir lo que solo era un reflejo.” Moraleja: Valora lo que tienes y no lo pierdas por envidiar a los demás.
Fábula El perro y su reflejo. Autor: Esopo.
De regalo especial te dejo este poema perenne:
CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA
El hombre es una cosa vana, variable y ondeante… MONTAIGNE
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.
Mas hay también ¡Oh Tierra! un día… un día… un día…
en que levamos anclas para jamás volver…
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡un día en que ya nadie nos puede retener! – Porfirio Barba Jacob