“Tener claro a dónde vamos, cómo queremos llegar allí y en cuanto tiempo, son pasos que tenemos que definir para lograrlo.” Doris Martínez

Este es un tema para reflexionar, por eso inicio preguntando ¿crees que eres productiva (o)? El término está relacionado con métodos para lograr o conseguir metas en el menor tiempo posible con el mejor uso de los recursos, en una empresa.

 

Esto aplica primordialmente a nivel muy personal, pienso yo.

 

Dicen los entendidos del tema que soy más productiva (o) si me apasiona lo que hago y disfruto el tiempo que dedico a una actividad.

 

Ser productiva (o) según yo, tiene que ver con el tiempo que invierto en conseguir lo que sea que me haya propuesto.

 

Como no es un tema del que se hable en las conversaciones cotidianas, me di a la tarea de investigar sobre él.

 

Mientras leía, encontré cientos de páginas dedicadas a hacer tips, dar concejos y sugerencias sobre cómo ser más productiva (o), a nivel personal y laboral.

 

En mi proceso de ser mejor ser humano, considero que para llegar a ser productiva (o), hay que insistir en el autoconocimiento, porque este proceso es el que me va guiando para poder acentuar mis fortalezas, habilidades y destrezas.

 

Después de lo leído y lo que me falta por leer, más que nunca he entendido que dependiendo lo que quiera lograr, así debo invertir tiempo, esfuerzo y dedicación para lograrlo, aplica para todo en la vida.

 

Si quieres ser cantante por ejemplo, hay que partirse el alma en eso para lograrlo, practicando todos los días muchas horas. Igual que en mi caso, ahora que he definido con claridad que quiero dedicar mis últimos años de vida a escribir, voy ordenando mis pensamientos y actividades para lograrlo.

 

Te comparto los hábitos que estoy desarrollando para lograr ser más productiva en mi vida actual:

 

  1. Realizo diariamente actividad física, intento que sea en la mañana. Me divierte mucho competir conmigo misma, el tiempo que aguanto mientras realizo algún ejercicio. Está demostrado científicamente que la actividad física permite que el cerebro se oxigene y  segregue hormonas que generan sensación de bienestar, disminuyendo la sensación de estrés. Sin lugar a dudas esto me ayuda a respirar mejor, es decir cuándo se agita mi respiración me siento viva, agradecida, contenta.

 

  1. Aprendo a alimentar mi mente con proteína de la buena diariamente, ¿cómo?, leo y estudio biografías de personas que han realizado grandes aportes en la historia de la humanidad.

Esto me ha permitido comprender la importancia de pensar en grande, fijar metas en grande y creer que puedo lograrlo.

 

  1. Aprendo a visualizar, a imaginar, dicen los estudiosos de los temas mentales, que si puedo ver en mi mente, con claridad lo que quiero ser, si puedo verme a mí misma dictando charlas, hablando de mi libro a otras personas, el porcentaje de logro es más alto.

 

  1. Cada día intento aprender a que mi voz interior, esa que me atormenta con voz malévola sin parar todo el tiempo, me hable como lo haca mi mejor amiga y como lo hace mi propia hija. 

 

Parece un poco loco pero no lo es, porque es fundamental cada día convencerme de amarme  un poco más, darme ánimo, convencerme que si puedo lograr lo que me propongo, como lo piensan los que en verdad me aman.

 

  • Mi mejor amiga (en la actualidad tengo varias), cuándo conversamos me dicen que soy genial, que aprenden mucho de mí y otras cosas bonitas. Les estoy creyendo poco a poco.

 

  • Mi hija, me dice todo el tiempo, mami eres linda, eres luz, eres inteligente, vas a lograr todo lo que te propones. Estoy aprendiendo a creerle.

 

  1. Estoy aprendiendo a hablar sin tapujos de cualquier tema, para poder mejorar en cualquier actividad, hay que hablarlo, comunicarlo, preguntar, investigar, no quedarse callado o con dudas.

 

También aprendo a escuchar porque estoy aprendiendo mucho escuchando a las otras personas, sus experiencias, sus puntos de vista, sus historias, esto me ha ido enriqueciendo mucho.

 

  1. Tengo una conexión especial con la naturaleza, esa manera de apreciar, amar y respetar la naturaleza es un gran aliado para evitar el estrés que proporcionan la agitada y extensa actividad diaria.

 

  1. Escucho a mi cuerpo, cuando quiere dormir o descansar, o no hacer nada, no me impongo, quiere decirme que necesita recargarse, eso hago.

 

Encontré este cuento que me gustó y ayuda para analizar sobre el tema, te lo comparto:

LA FÁBULA DEL LEÑADOR

Érase un vez que se era, un leñador, Álvaro, que se ganaba la vida cortando árboles en el bosque. Un día, conoció a otro leñador, Bartolomé, y acordaron ir juntos al trabajo al día siguiente. Ambos empezaron la jornada a la misma hora y talaron árboles durante 8 horas en el bosque. Los dos leñadores eran jóvenes y fuertes, de corpulencia y destreza similar, así que cada uno cortó 22 árboles; al atardecer regresaron a la aldea algo cansados, pero de buen humor porque la faena se les había dado muy bien…

El segundo día, Álvaro llegó media hora más tarde que Bartolomé, así que solo trabajó 7 horas y media, mientras que Bartolomé hizo sus 8 horas. De esta forma, mientras Álvaro solo taló 20 árboles, Bartolomé mantuvo su cuota de 21. Volvieron juntos a la aldea, pero Bartolomé no se atrevió a preguntar nada por el extraño retraso de Álvaro…

Así, siguieron unos cuantos días, que te resumo en la siguiente tabla con los árboles talados:

Día

Álvaro

Bartolomé

1

22

22

2

20

21

3

20

19

4

20

17

5

20

14

Después de la última jornada, de vuelta a casa, Bartolomé, picado por la curiosidad, preguntó a Álvaro dónde estaba el secreto de que mantuviera su cuota de talas, mientras que las suyas caían en picado.

—Muy fácil, Bartolomé —dijo Álvaro—. Cada día por la mañana dedico media hora a afilar mi hacha, justo lo que me retraso cada día en llegar al bosque; de esta manera mantengo el hacha en las condiciones óptimas de trabajo.

—El primer día, hicimos el mismo trabajo —continuó Álvaro—. El segundo día, tuve menos tiempo que tú, amigo Bartolomé, y talaste más árboles que yo. Pero a partir de ahí, mantuve mi cuota, mientras que la tuya bajaba cada día porque tu hacha estaba cada vez más mellada y cortaba peor. ¿Lo entiendes ahora, querido amigo?

—Sí, Álvaro, gracias. A partir de ahora también afilaré mi hacha. ¡No lo dudes! —sentenció Bartolomé.

Y colorín, colorado, ¡este cuento ha terminado!

La moraleja es que eres más productivo cuando tienes tus herramientas siempre listas y preparadas. Porque, de otra forma, tu rendimiento no hará más que caer conforme pase el tiempo.

A continuación unos cuantos de los tantos enlaces, que encontré relacionados con el tema:

https://www.gonduana.com/productividad-y-la-fabula-del-lenador/

https://www.cerem.es/blog/como-mejorar-la-productividad-personal

https://www.bbva.mx/educacion-financiera/blog/que-es-la-productividad-en-una-empresa.html

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