“No es culpa tuya, ni tampoco mía, es la responsabilidad no asumida.”
– Doris Martínez
Hago parte de una sociedad en la que desde pequeños nos enseñan a sentir culpa, cómo método para controlarnos, y de paso que también controlemos a otros, o por lo menos nos hagan o los hagamos sentir incómodos, tristes o infelices.
Sin embargo no recuerdo ni en la casa, ni en la escuela ni en la universidad, escuchar hablar con claridad del significado de la palabra, responsabilidad.
De ahí que, por ejemplo, cuando no me iba bien en una asignatura, era más fácil decir que la culpa era del profesor, que admitir que era responsabilidad mía.
Analizando el tema, observo que es liberador repartir la culpa, porque cuando pienso o digo, es culpa de…
Señalo afuera, al otro, inmediatamente esa percepción me libera mental e instantáneamente de mi responsabilidad.
Su majestad la culpa sigue hoy reinando en la sociedad, tanto que culpa es una de las palabras más utilizadas en el idioma español.
Aún hoy, cada uno de nosotros logramos que se vuelvan virales las canciones en las que decimos y repetimos a voz en cuello: “fue culpa de…”.
Con esto me siento identificada y aliviada repartiendo o trasladando a otro la culpa, ratificando que no tengo responsabilidad personal en las situaciones vividas, por las decisiones que tomo.
Porque pensar en responsabilidad, me hace sentir que tengo obligaciones y deberes adquiridos, que debo cumplir.
También es un indicador interno de la capacidad que tengo para comprometerme a voluntad, con otros seres humanos.
Un ejemplo de esto es que deportistas como Ronaldo, Michael Jordán, Messi, entre otros, comprenden que sus resultados dependen en mayor medida de la responsabilidad adquirida primero con ellos mismos, y por supuesto con el equipo que representan.
Tienen claro que si no consiguen los resultados que buscan, no es culpa de nadie, es su responsabilidad.
Sin embargo para darte una idea de la confusión en el tema, te comparto a continuación según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), el significado de las palabras:
CULPA:
- f. Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta. “Tú tienes la culpa de lo sucedido”.
- f. Hecho de ser causante de algo. “La cosecha se arruinó por culpa de la lluvia”.
- f. Der. Omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal.
- f. Psicol. Acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado.
RESPONSABILIDAD:
- f. Cualidad de responsable.
- f. Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.
- f. Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.
- f. Der. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
RESPONSABLE:
Del lat. mediev. responsabilis ‘que requiere respuesta’, y este der. Del lat. responsāre ‘responder’.
- adj. Obligado a responder de algo o por alguien. U. t. c. s.
- adj. Dicho de una persona: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
- m. y f. Persona que tiene a su cargo la dirección y vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles, etc.
Como puedes observar, los significados en el diccionario de una y otra palabra se mezclan o confunden entre sí.
Sin embargo, te cuento que en el área de Desarrollo Personal, es la culpa una de las emociones negativas que más impactan y dañan a un ser humano, afectando por completo su desarrollo.
Porque dicen los entendidos del tema, que la percepción de la culpa, nos hace pensar en excusas que inhiben y retrasan el desarrollo del ser.
Es la percepción de culpa, un monstruo letal interno, que ahoga al ser humano y lo obliga a buscar excusas, para evadir su incapacidad de resolver situaciones.
Mientras que la responsabilidad, se contempla como una percepción de poder personal, en la cual el ser humano se hace cargo no solo de lo que hace cada día con su vida, sino también de las consecuencias de sus elecciones.
La percepción y seguridad que genera la responsabilidad de los actos realizados, empoderan al ser humano y lo declaran arquitecto de su vida y de lo que hace con ella.
Cuando pienso y digo, yo soy responsable, hago eco a una de las frases publicadas por el psiquiatra Víktor Frankl, en su libro El Hombre En Busca de Sentido, que dice:
“vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea, y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.” https://quote-citation.com/es/citas/3074
Para cerrar, fiel a mi propósito de compartir sabiduría te dejo la lectura Una Carta a García:
Una Carta a García
Hubo un hombre cuya actuación en la guerra de Cuba, culmina como un astro en su perihelio.
Sucedió que cuando hubo estallado la guerra entre España y los Estados Unidos, palpóse clara la necesidad de un entendimiento inmediato entre el Presidente de la Unión Americana y el General Calixto García.
Pero, ¿cómo hacerlo? Hallábase García en esos momentos Dios sabe dónde en alguna serranía perdida en el interior de la Isla.
Y era precisa su colaboración. Pero, ¿cómo hacer llegar a sus manos un despacho? ¿Qué hacer?
Alguien dice al Presidente: «Conozco a un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es capaz de dar con García es él: Rowan».
Cómo el sujeto que lleva por nombre Rowan toma la carta, guárdala en una bolsa que cierra contra su corazón, desembarca a los cuatro días en las costas de Cuba, desaparece en la selva primitiva para reaparecer de nuevo a las tres semanas al otro extremo de la Isla, cruzando un territorio hostil, y entrega la carta a García, son cosas de las cuales no tengo especial interés narrar aquí.
El punto sobre el cual quiero llamar la atención es éste: «McKinley da a Rowan una carta para que la lleve a García”.
Rowan toma la carta y no pregunta: ¿en dónde podré encontrarlo?».
¡Por Dios vivo!, que aquí hay un hombre cuya estatua debería ser vaciada en bronces eternos y colocada en cada uno de los colegios del universo.
Porque lo que debe enseñarse a los jóvenes no es esto o lo de más allá; sino vigorizar, templar su ser íntegro para el deber, enseñarlos a obrar prontamente, a concentrar sus energías, a hacer las cosas, «a llevar la carta a García». https://laley.com.co/periodicolaley/index.php/actualidad/695-la-carta-a-garcia
Concluyo pensando que es fácil decir que la culpa es de otro, pero que llega un momento en la vida, en que si queremos cambiar nuestro destino, nos corresponde hacernos cargo de nosotros mismos y asumir completamente la responsabilidad de vivir.
“No importa que tu infancia haya sido buena o mala: ahora quien está a cargo de tu vida eres tú, y sólo tú” – Louise L. Hay