Me siento agradecida por estar viva al cumplir 54 años, siempre he creído que esa picardía o coquetería que me acompaña tiene que ver con el hecho que nací en el año 69.

Adicionalmente admito que aunque cada mes del año para mí tiene su encanto, haber nacido en el mes de diciembre me hace sentir muy agradecida.

El #12 es un mes hermoso de principio a fin, lleno de luces, colores, sabores, olores, regalos, música romántica y de añoranzas.

Se conmemora para algunos la navidad y también se termina el año en curso, un mes lleno de alegrías, promesas, curiosamente al mismo tiempo de tristezas y recuerdos.

El amor se siente en el ambiente, el cual es festivo cada día del mes, se piensa en regalos, en compartir y porque no decirlo en comer delicioso.

No obstante, ir sumando años a la vida en oportunidades se convierte en un verdadero problema, por los condicionamientos sociales que existen respecto a la edad de las mujeres, principalmente.

Admito públicamente que siempre sonrío para mí porque una muy famosa diseñadora de modas insiste en decir todo el tiempo, que las mujeres mayores no debemos llevar el cabello largo.

Justo en una época en que mi cabello rizado, largo en su color natural se ve más saludable y abundante que nunca.

Ni que decir, de lo impensable que es en esta edad presentar la hoja de vida en cualquier empresa como candidata para conseguir un puesto de trabajo.

Cuando nos acercamos a los 50 años o pasamos de ellos, nos llaman despectivamente menopaúsicas, como si este estado biológico natural del cuerpo femenino se convirtiera en sinónimo de menosprecio.

Igual sucede con el vestir, el cual definen los diseñadores como si la edad tuviera algo que ver con las prendas que se llevan puestas.

Como si acaso cada mujer dependiendo como se sienta con su cuerpo y su físico fuera incapaz de decidir cómo y con qué se viste.

En mi caso, ya no llevo micros ni minifaldas, escotes atrevidos ni tampoco tacones tipo aguja, sin embargo me visto como quiero, como me plazca, con los colores que yo decida.

También hay un paradigma equivocado respecto a la pasión, el deseo y la actividad sexual, la cual en absoluto desaparece.

Lo que sí desaparecen son las caricias, los besos y el tiempo dedicado a tan placentera actividad, que no tiene nada que ver con la edad.

Porque un poco de flacidez, celulitis, varices pequeñas, estrías (las que las tengan) y muchas líneas de expresión, son solo la constancia que mi cuerpo ha estado expuesto a las diferentes etapas hormonales.

Relacionadas en muchas oportunidades con el embarazo y el parto, para cumplir con la sublime función de procrear vida.

Una mujer de 50 años o más, con una alimentación saludable, balanceada, ejercicio físico y una vida bien llevada puede ser y sentirse tan atractiva como en sus años de juventud.

Me siento orgullosa de mi edad, me siento alegre con ganas de vivir, de estudiar, de aprender, de bailar, de reír, de escribir, de compartir.

Haber descubierto cerca de los 50 años mi pasión por escribir me hace feliz, aprender a amarme y aceptarme en esta etapa de mi vida ha sido un valioso regalo.

Perder el miedo a decir lo que siento, ha sido en esta etapa de mi vida un avance, me siento por eso más que agradecida.

Observo que aún en la actualidad muchas mujeres se ven influenciadas por estos condicionamientos, llevándolas a depresiones, ansiedad, abuso del alcohol, la comida o de las drogas.

En mi caso particular que a la fecha no me he realizado ninguna cirugía plástica, ni me he aplicado botox, aún (no lo descarto), risas mentales.

Cuando me miro al espejo veo sin tapujos en el rostro el pasar de los años en mis líneas de expresión o mal llamadas patas de gallo, evidencio los signos del ceño fruncido por años y años de preocupaciones.

Veo las manchitas y pecas en el rostro y en los brazos que van apareciendo y busco cómo aclararlas.

La odiosa papada que tanto me incomoda, pero con la que tengo una cita pendiente.

También por las piernas aparece un poco de celulitis y en los brazos un poco de flacidez que se resuelve con la persistencia del ejercicio dirigido a diario.

He visto mi cuerpo cambiar con el transcurrir de los años,  sin embargo aún al mirarme al espejo, me siento muy agradecida de lo que tengo.

Agradezco mi salud, mi vitalidad, mis ganas de vivir, de bailar, de caminar, de moverme.

Dicen algunos que me conocen que mi paso aún es rápido, comentario que me hace sonreír.

Hoy pienso, soy una mujer de 54, ¿y qué?

Por todo lo expuesto te comparto la siguiente publicación realizada en la red social Linkedin, por una mujer que admiro mucho:

 

“Soy MUJER de 50 y qué?”


“El EDADISMO o los prejuicios existentes respecto a la edad que afecta a hombres y mujeres, es según la OMS, “la tercera causa de exclusión junto al machismo y al racismo y afecta más a las mujeres MAYORES”
Sin embargo, continúa la OMS, “las MUJERES mayores SUFREN más discriminación por su edad respecto a hombres, así como una mayor discriminación por GÉNERO que la que viven las mujeres jóvenes”.

A veces escucho frases como:

“Es que ya no cumple los 50”.
“Ya es talludita para este trabajo”.
“Es una menopáusica”.
“Se le ha pasado ya el arroz”.
“Fíjate, viste como una de 20”.

A lo que contesto: “¿Y QUÉ?”

¿Los trabajos tienen fecha de caducidad vital?
¿La ropa tiene edad?
¿La menopausia LIMITA alguna capacidad laboral?
¿Las canas interfieren en el trabajo o en las relaciones?


Lo realmente GRAVE es que esta doble discriminación genera impacto EMOCIONAL en muchas mujeres, limitando su vida; por eso hay que cambiar esas creencias limitantes.

Muchos ERRÓNEAMENTE creen que ya no somos, no SENTIMOS, no somos suficiente, no SERVIMOS…

SOY y estoy rodeada de mujeres de 50 altamente VÁLIDAS y con un talento que solo lo otorgan la edad y la EXPERIENCIA.

Una mujer o un hombre con más de 50, es una persona valiente; EXPERTA: Con SUEÑOS, ilusiones, ganas de VIVIR y de SENTIR.” – Srta. Inma Gómez

 

Hoy con mis años bien vividos a cuesta y con la esperanza de tener la oportunidad de seguir viviendo para seguir compartiendo sabiduría, conocimiento, esperanza, métodos para ser mejor ser humano y desarrollar todo el potencial que aún tengo.

 

Desde mi blog Atreveix, me digo ¡feliz cumpleaños! 

 

Me siento feliz ¡por estar viva!

 

Tengo 54 ¿y qué?

 

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