“Cada ser humano tiene una historia para contar, que lleva callada en su ser, como una espinita que se queda clavada hasta el final de sus días en su interior.”- – Doris Martínez
HISTORIA 1
Olvidé la tarjeta débito con las que iba a realizar las compras que necesitábamos para la oficina el día de hoy.
Me devuelvo, al llegar a la casa me llama la atención que la puerta del garaje está abierta, pero como voy de carrera no me detengo a revisar.
Me quito los tacones para subir las escaleras corriendo, llego a la entrada de la habitación agitada, abro la puerta bruscamente y al mirar la escena, me quedo congelada.
Mi esposo y el padrino de mi hijo están disfrutando del más erótico encuentro en mi cama, el ruido que hice al entrar hizo que volvieran su mirada, y allí estábamos los tres mirándonos fijamente, sin poder hablar.
No podía dejar de mirar sus cuerpos, que estaban tan entrelazados que parecían uno solo, mientras mi mente parecía una explosión del big ban.
He sido engañada, ¿Por cuánto tiempo?, me pregunto.
Mi esposo es gay, homosexual, bisexual, no logro encontrar la palabra, la siguiente pregunta es, ¿desde cuándo?. Nunca lo noté. Creí que éramos felices.
La siguiente pregunta es, ¿Qué le voy a decir a nuestro hijo, que está a punto de cumplir sus trece años?. ¿Qué le voy a decir a mi familia?, ¿su familia lo sabe?, nuestros negocios junto, el carro que acabamos de cambiar y que debemos.
Mientras los torrentes de lágrimas salían de mis ojos, comprendí que estaba equivocada, en ese momento, mi cerebro se desconecta de mis ojos y el mundo entero desaparece de mi vista.
HISTORIA 2
Tuve un embarazo complicado, muchos días casi meses de incapacidad para evitar el aborto.
A pesar de eso, éramos tan felices, era una dulce y alegre espera, tantos planes, búsqueda de nombres, padrinos, decoración de la habitación.
Cómo un trato acordamos no hacer ecografía para determinar el sexo, queríamos que fuera una sorpresa así como lo fue el embarazo.
Soñamos como sería físicamente, si era niña que tuviera los ojos azules de la abuela materna, si era niño que tuviera los ojos grises del abuelo paterno. Al final concluíamos que no importaba, lo importante es que fuera saludable.
Hacíamos planes a futuro, nos decíamos, en cuanto hagamos el registro civil empezaremos los ahorros, para que terminada su secundaria tenga la posibilidad de estudiar lo que elija.
Cuándo se acercaba el noveno mes, empezaron a incrementarse las molestias, la presión sanguínea se subía sin control, las náuseas no desaparecían en ninguna hora del día, el dolor de cabeza era insoportable, hasta el día que el ginecólogo dijo que había que hacer la cesárea, porque uno de los dos podía estar en riesgo.
Cuándo me hicieron la cirugía notaba que algo pasaba, lo podía ver en las caras del equipo médico, pero solo me decían que estuviera calmada.
Entre frío, olor a sangre, dolor y desesperación, no escuchaba llorar al bebé, yo preguntaba con angustia ¿qué le pasa a mi bebé?, ¿es un niño?, ¿es una niña?.
Al llegar la enfermera con él bebe envuelto en su sabana verde menta a la habitación, nos miró con preocupación, puso al bebé en mis brazos y enseguida entró el médico que sin titubear nos dijo, lo siento: Es un varón, solo que ha nacido con Síndrome de Down.
Nos miramos sin saber que decir, creía que todo el esfuerzo que hice durante el embarazo era suficiente para que nuestro hijo fuera sano, estaba equivocada.
HISTORIA 3
Mi hermana mayor era tan hermosa, siempre la había admirado, desde que recuerdo la envidiaba en silencio, alta, morena, cabello brillante, cuerpo de guitarra y piernas increíblemente torneadas.
Tenía pretendientes por demás, yo había perdido la cuenta el número de relaciones que había tenido, pero nunca se le había visto interés en casarse con ninguno.
Nunca entendí porque ella y mi esposo no se llevaban bien. Interiormente yo creía que ella no me perdonaba que siendo mucho menos atractiva que ella me hubiera casado primero.
Mi marido alto, apuesto, serio, inteligente, de pocos amigos, nunca hacía parte de ninguna reunión, cosa que ella siempre criticaba.
Un fin de semana cualquiera, mi hermana se había ido con unos amigos a la playa a festejar alguna cosa, mientras nosotras nos fuimos a la casa de mi primo, a celebrar el cumpleaños de su esposa.
Mi esposo no quiso ir, se excusó diciendo que con unos compañeros de trabajo iba a supervisar un evento.
Regresé bastante mareada a la casa, fue una tarde genial, aunque en toda la tarde no tuve noticias de él, al entrar a la casa en medio de las risas y el desorden, note algunas luces encendidas.
No sabía cuál de los dos había regresado si, él o mi hermana, fui directo a mi habitación tambaleando, al pasar por la habitación de ella, noté la puerta entre abierta, fui a saludarla riendo, hasta que me asome y lo que vi, me quitó de una los efectos del alcohol.
Mi hermana y mi esposo estaban muy entretenidos en un apasionado beso. Al notar mi presencia, ella empezó a insultarlo, estaba borracha. Él salió corriendo tras de mí, también había tomado, lo miré a los ojos y le dije: yo estaba equivocada, y le cerré la puerta de la habitación en la cara.
Son solo tres de muchas historias que van llegando a mí, para compartir contigo, porque cada historia nos ayuda a pensar, a ponernos en el lugar del otro, a ser solidarios, compasivos y a preguntarnos, si estuvieras en mi lugar, ¿Qué harías?.
Para finalizar te dejo este mensaje lleno de luz que llegó a mis manos y comparto contigo, porque sin lugar a dudas, en la lección del silencio, nadie puede estar equivocado:
LA LECCIÓN DEL SILENCIO
Un granjero descubrió que había perdido su reloj en el granero, muy valioso y de gran valor sentimental.
Después de una extensa búsqueda en vano, contó con la ayuda de un grupo de niños y prometió una valiosa recompensa a cualquiera que encontrara su reloj.
Cuando el granjero estaba a punto de darse por vencido, un niño le pidió la oportunidad de intentarlo, ya que todos los demás fallaron.
¿Porque no?
Sería un intento más.
Así que el granjero permitió que el niño entrara al granero.
Después de un rato, salió el niño con el reloj en la mano!!!
Todos estaban asombrados.
Entonces el granjero preguntó:
– «¿Cómo lo encontraste?»
El chico respondió:
– “No hice nada más que sentarme en el suelo.
En el silencio, escuché el tictac del reloj y simplemente miré en la dirección correcta».
Una mente en PAZ puede pensar mejor que una mente confundida.
¡Dale a tu mente unos minutos de silencio todos los días, así escucharás la voz de Dios que te guiará en la dirección correcta y te ayudará a definir tu vida!
Que estemos en silencio, porque solo en el silencio podemos escuchar la voz de DIOS…