“Las circunstancias excepcionalmente adversas, otorgan al ser humano la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo.” – Viktor Frankl

La capacidad del ser humano para adaptarse a las situaciones que la vida le va presentando en cada etapa, incluida la niñez, es realmente sorprendente.

Aunque soy del tipo de persona que le gusta dejar el pasado atrás, porque considero que lo pasado, pasado, no se puede cambiar, hoy tengo un motivo hermoso para recordar y celebrar:

Mi hermana.

Acababa de cumplir los 7 años, cuando ella llegó a mi vida, cambiándola por completo y para siempre.

Asimilar a esa edad el rol de hermana mayor, recuerdo fue complejo y muy difícil, adicionalmente había quedado en la familia, relegada a ser la mitad del sándwich, de tres hermanos.

Los recuerdos no son muy claros, para ser sincera, vienen a mi mente, una confusión o mezcla de imágenes que conjugan, alegrías, llantos y alaridos constantes.

Aprendizajes torpes para cargar, dar el tetero, intentar ayudar a dormir, o calmar a una bebe que llora con facilidad.

Tengo que decir, que era gordita y grande, es decir pesada para mí, poder cargarla me requería esfuerzo.

Aprendí a hacerlo, con algunos tropiezos, los que siempre lamenté.

Lentamente y poco a poco, la vi crecer.

Muchas veces entre sonrisas, risas y en esa época amor familiar, también con muchos problemas de salud y habituales visitas a pediatras.

Desde recién nacida fue consentida, la pechichona de mi papá, de eso yo nunca tuve duda…los comportamientos, los gestos, las palabras, lo decían abiertamente.

Sin embargo.

Cuando hay 7 años de diferencias entre hermanas, los  primeros 15 años de vida conjunta, hacen que se tengan muchas diferencias, de opiniones, de amistades, de pensamientos y pasatiempos, entre otras cosas.

La observaba tímida, temerosa, insegura, un término que usábamos a menudo, al referirnos a su comportamiento, decíamos que era penosa.

Mi hermana crecía convirtiéndose en adolescente, con su grupo de primas y amigas, iban y venían, riendo y sonriendo. 

Yo siempre pensaba que era bastante delicada.

Pero cuando la vida la puso a prueba, también la vi agigantarse, de una manera sorprendente.

Ella con toda la fortaleza interior que nadie se podía imaginar, manifestó en su vida fuerza, seguridad, voluntad férrea para salir adelante.

Para sobreponerse a las más grandes dificultades, que nunca pudimos pensar vivir.

Mi hermana desafió a la vida, enfrentó con coraje y valentía situaciones que la pusieron a prueba a ella y a toda la familia.

Convirtiéndose en la gran y valerosa mujer, que hoy tanta admiración y orgullo me causa, madre hoy de dos hijos varones, a los que a fuerza de sacrificio y esfuerzo ha sacado adelante.

Ahora somos mayores, ya no se nota tanto las diferencias de edades, quiero reconocer públicamente, que con sus puntos de vista, y nuestras diferentes maneras de ver el mundo.

Nos hemos complementado. 

Hoy somos más que hermanas, grandes amigas, confidentes cercanas y buenas comadres. 

Por eso quiero dedicarle este esbozo de poema, que he escrito y arreglado jocosamente, para ella:

MI HERMANA

Tenía 7 años yo, cuándo tú naciste

No tienes idea, ¡cómo me jodiste!

Llorabas y llorabas, sin parar.

Yo tuve que ayudar a mi mamá.

Aprendiendo cómo a una niña cuidar..

Te recuerdo, desde entonces.

Gordita y cachetona.

Enfermiza y jodona.

Por todos protegida.

Porque eras la consentida.

Mi papá te adoraba.

Yo me consolaba.

Porque tú eras pequeña.

Igual fue cuando creciste.

Siempre su consentida fuiste.

Te he visto crecer.

Como una mujer increíble.

Sin darte cuenta, tú misma.

Has desafiado tus miedos.

Aunque no parecía factible.

También comparto este cuento, para reafirmar que mientras en la vida, existan amor, fe, y esperanza, cualquier dificultad con confianza, puede superarse.

Aunque ahora mismo nos separe la distancia, mi paciencia, amor y admiración están allí a tu lado, siempre estoy presente, dándote la mano.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!.

La caja de Pandora

Hace mucho, mucho tiempo, había en el Olimpo dos hermanos llamados Prometeo y Epimeteo, eran buenos dioses, con un gran corazón. Sin embargo, un buen día, Prometeo se metió en problemas con el dios de los dioses, Zeus.

Zeus afirmaba que el hombre no merecía tener el fuego pero, Prometeo, que tenía un corazón bondadoso y sabía cuánto necesitaba el hombre el fuego para poder mantenerse caliente y poder comer, se lo dio en secreto. 

Cuando Zeus se enteró entró en cólera, su mandato había sido ignorado. Cómo castigo, Zeus encadenó a Prometeo a una roca durante muchos años.

Fue un castigo terrible pero, aun así, no fue suficiente condena para Zeus, quien decidió ir tras el bueno de Epimeteo y así hacer sufrir a Prometeo. 

Primero, ordenó a Hefesto, el dios que forjaba, esculpía o modelaba, que creara una hija para él. 

Hefesto modeló en barro a una bella mujer, la dio vida y se la entregó a Zeus, quien la llamó Pandora. 

Y así, siguió Zeus con su plan, a continuación se acercó a Epimeteo y le dijo: 

Tu hermano hubo de ser castigado por desobedecer mis órdenes, pero sé lo solo que te has quedado sin la compañía de Prometeo, es por ello que he decidido darte en matrimonio a mi hija, la bella Pandora. 

Epimeteo, tenía un corazón bondadoso, pero no era tonto y sospechó de las intenciones de Zeus, estaba seguro de que tramaba algo. Sin embargo, nada más ver a Pandora se enamoró de ella y ambos se casaron. 

Como regalo de boda, Zeus le dio una caja a los recién casados y con ella, venía una llave y una nota que indicaba «no abrir». 

¿Imaginas lo que ocurrió? Incluso para la hija de un dios, era irresistible la curiosidad por saber qué contenía la caja.  Un día Pandora usó la llave y abrió la caja. 

En aquel mismo instante, todas las cosas malas del mundo escaparon de ella: la envidia, la enfermedad, el miedo, el odio, la ira…

Pandora aterrada, cerró la caja de golpe, pero ya era demasiado tarde. Abatida, se echó a llorar.

Epimeteo que escuchó su llanto se acercó y Pandora abrió la caja para mostrarle que estaba vacía. Sin embargo, antes de que la cerrara de nuevo, un pequeño insecto se escapó volando de ella, miró a Pandora y le sonrió como muestra de agradecimiento al haberla dejado en libertad.

Aquel pequeño insecto se llamaba Esperanza.

El significado: La esperanza, es lo último que se pierde. 

En el mundo conviven tanto los valores negativos, como los positivos. Para que los negativos no acaben con los positivos, hemos de aferrarnos a la esperanza. 

Cuando el miedo, el hambre, la tristeza, la maldad o la envidia, tratan de abatirte y acabar con tu alegría, has de luchar contra ellos.  Con fe y la confianza que sucederá algo favorable, es la manera de lograrlo. 

No importa lo que suceda hay que tener esperanza y ser optimistas.

https://www.conmishijos.com/actividades-para-ninos/cuentos/cuento-corto-de-la-caja-de-pandora-mitologia-griega-para-ninos/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?