“Me pregunto si cada uno tuvo en la historia de su vida, a un profe que amó y odió al mismo tiempo” – Doris Martínez

Te cuento que en mi época de primaria, me enamore de la directora de grupo de 5º, era una religiosa su nombre era Bernarda, que monjita tan alegre, dulce y entusiasta.

Estricta, regañona y exigente, solo con una mirada, lograba que el salón entero hiciera silencio.

La amé tanto que nuca he olvidado una canción obligatoria todas las mañanas, antes de empezar clases, se llama “Viva la Alegría” (te comparto su letra).

En primer año de secundaria, el profe Villarreal, llevaba una grabadora y antes de empezar clases de Español, nos hacía escuchar la canción “Mujer Marchita”, interpretada por Jorge Oñate*.

Esto con el fin que supiéramos, que sucedía a las mujeres que no estudiaban.

Cómo olvidar el segundo año, en el que con el profe Juan Pérez no pude, durante todo el año ganar matemáticas, tuve que habilitarla y juré que nunca más sucedería.

Esa situación cambió mi vida estudiantil, para siempre…los años siguientes me convertí en la mejor estudiante de matemáticas de mi  curso.

Cómo no recordar a la profe Nuris en las clases de biología y su mensaje: “al pan pan y al vino vino, todos sabemos cómo se hace un hijo”.

Posteriormente en sus clases de química, su forma de enseñar era tan clara, la admiraba, la amaba sin duda alguna.  También la odiaba porque sus quiz imprevistos, eran de miedo.

Eso sí, mi gran amor fue el profe Arnold Barrios, y su clase de filosofía.

El terror de 5º año de secundaria, le decían mis compañeras, el cara epuerco, era gordito, bajito, con esa cara de pocas o casi ninguna sonrisa.

Llegaba al salón y nos decía: “La religión, el opio del pueblo”.  Sus famosas preguntas en clase, solo admitían una calificación 1 o 10.

Te cuento que lo amé tanto, que me leí un libro complejo, El Discurso del Método de René Descartes.

La intención era poder tener un tema de conversación con él. Y te podrás imaginar que siempre tuve 10, en mi pregunta en clase.

Mis compañeras lo odiaban, pensaban que yo estaba loca (ya se me notaba), porque me hacían sentir feliz sus clases, mientras ellas las detestaban.

Al llegar a la universidad, tuve un profe de matemáticas financieras, que me decía: pase al tablero la joven pelo de trapero. ¿Te ha pasado algo similar?

También recuerdo al profe que nos impartió la catedra de Producción, su lema era: “Hay que ser fuerte con los problemas, suaves con las personas”, pero creo que era muy fuerte al calificar los parciales, sonrió al recordar.

Nunca olvidaré al profe, que nos enseñó “la teoría de colas”, el Chombo le decían…la mayoría perdíamos los parciales, eso sí era miedo antes de un parcial.

Cuando fui al posgrado, conocí a esos seres humanos maravillosos, maestros, guías geniales, que despertaron mi admiración.

Sin embargo a María Isabel Martínez Munar, la tengo que mencionar con nombre completo.

Dios puso en mi camino a esta mujer, para iluminar mi mente y hacerme comprender y aceptar temas de los que yo no tenía idea.

Que palabras tan duras, que dolores tan agudos causaban sus clases, no había anestesia en sus palabras. Era lo que yo necesitaba. Hoy no tengo dudas.

Te cuento que creció tanto mi admiración hacia esta noble labor, que hice un diplomado en Docencia Universitaria.

Soñaba con reunir las competencias, para convertirme en un ser, que  también pudiera prestar este servicio tan loable.

Deseo estas notas te sirvan a ti también, para recordar tus momentos de amor y desamor con esos guías, llamados profes, seños, maestros, docentes.

¿Te paso algo similar?, tienes recuerdos con tus profes que te hagan sonreír.

Es este artículo un reconocimiento a cada ser humano, que en el mundo desempeñe esta labor. 

Mis respetos y mi admiración, hoy y siempre. 

¡GRACIAS PROFE!.

Te comparto una de las letras de las canciones mencionadas, impactaron tanto mi vida que aún la canto en las mañanas:

VIVA LA ALEGRIA

Viva la alegría.

La melancolía 

En mi vida nunca está.

Yo vivo cantando.

Yo vivo soñando.

Grande es mi felicidad.

A cada momento.

Yo vivo contento.

Porque al lado tengo a Dios.

Él es mi alegría.

Él es mi poesía.

Él es mi felicidad.

Es mi gran amigo

Siempre está conmigo.

Nunca me abandonará.

Soy Feliz, muy feliz.

Cristo me enseño lo que es amor.

Cristo me enseñó lo que es perdón.

Soy feliz, muy feliz.

Canta tú también de corazón.

Y hallarás felicidad.

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