“El ser humano es ese ser que ha sido capaz de inventar las cámara de gas de los campos de concentración, pero también es el ser que ha entrado en esas mismas cámaras con la cabeza erguida y una oración en los labios.”
– Viktor Frankl (EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO)
LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN
En la complejidad de la existencia humana, nos enfrentamos a situaciones que desafían nuestra resistencia y ponen a prueba la fortaleza de nuestra alma.
Como un teatro donde el telón se levanta para revelar un escenario meticulosamente preparado, la vida a veces nos sorprende cuando, al mirar a nuestro alrededor, no encontramos a nadie esperando el espectáculo.
“El telón se ha levantado y… ¡no hay nadie esperando el espectáculo!
No entiendo lo que sucede, se han enviado las invitaciones con tiempo suficiente para que asistieran.
Se alquiló y pagó el sitio, se organizó el espectáculo con sumo cuidado, para la presentación.
Las invitaciones se han enviado a:
Familiares.
Amistades.
Compañeros de trabajo.
Conocidos.
Vecinos.
Curiosos.
Pero llegado el gran y soñado día, al momento de la presentación, nadie asistió. El interés era mentira.
¡No existía!
El presentador asombrado ante la ausencia total de público pregunta:
¿Qué hacemos?
¿Qué queda?
La respuesta clara y precisa: ¡Quedo yo!
¡Qué pesadilla!, gracias a Dios desperté.” – Anónimo.
A veces uno se siente hecho pedazos, resquebrajada el alma, dolido el corazón. Las lágrimas a punto de escaparse a la más insignificante provocación.
Los motivos para esta percepción varían de un ser humano a otro:
- Un socio que te engañó, que se llevó más que tu dinero invertido en un emprendimiento, que era tu proyecto de vida.
- Tomar una decisión equivocada lanzándote de bruces a un sitio geográfico hostil.
- Un jefe que, durante años, sabes que no ha valorado tu trabajo.
- Conocidos a los que solo les interesa el beneficio económico.
- El que creías un buen amigo y que solo ocultaba el deseo de ser tu amante.
- Una familia que juzga y critica lo que haces.
- Metas u objetivos que por motivos económicos no logras alcanzar.
¿Como abordar la reconstrucción?
Ante la desoladora escena de fragmentación, donde nuestros sueños y esperanzas parecen dispersarse como pedazos en el suelo, surge la inevitable pregunta: ¿Qué hacer?
La respuesta requiere más que un simple acto, es una ceremonia interna que implica recoger esos fragmentos regados con extrema delicadeza. Es el momento en que, a pesar del dolor físico y emocional que puedas estar experimentando, tomas una decisión crucial: entrar en la fase de RECONSTRUCCIÓN.
En esta fase he comprobado que se requiere:
- Aprender conscientemente a respirar lento y profundo.
- Tomar el control voluntario de los pensamientos, para evitar la auto tortura.
- Hacer un análisis retrospectivo de los hechos para extraer el veneno del sufrimiento interior.
- Agradecer por el aprendizaje que te regalan los errores cometidos.
- Ser suave, amable y tierno contigo mismo (recomiendan los neuro científicos).
- Desarrollar paciencia para sanar las heridas, lamerlas una a una como hacen los gatos.
Utilizar el método japonés kintsugi*.
Abrázate:
«Abrázate de tantas formas como puedas…con el cuerpo, con el alma, con la mente, con el corazón, con el agua, con la tierra, con el aire, con los encuentros, con las sonrisas, con las palabras, con los momentos bonitos, con el espacio fresco y cálido, con los colores, con los sabores, con los aromas, con los sonidos, con el disfrute, con el tiempo, en el tiempo, y a tu tiempo.
Abrázate con cariño, con amor, con respeto, con aceptación, con gratitud y suelta y respira y fluye y vive.» – Carl Jung
Toma fuerza para dirigirte al segundo aire.
EL SEGUNDO AIRE
“Las personas somos lo que creemos ser y nuestras “etiquetas” se forman con el recuerdo de nuestras “últimas experiencias”.
Cuando el conductor de un automóvil sufre un accidente grave, su primera reacción es no volver a conducir. Quien se cae de la bicicleta no querrá volver a pedalear. Si persiste en la deserción, quedará marcado para siempre.
Todos los no puedo tienen el mismo origen: un fracaso no superado, una caída tras la que no se realizó otro intento, un error que se fijó como la “última experiencia”.
Nuestras expectativas en deporte, estudios, oratoria y hasta en relaciones humanas o amorosas, están determinadas por nuestras “últimas experiencias”.
Toda información nueva, al penetrar en la mente, tiende a sustituir la información antigua relacionada con el mismo tema.
El que sufrió un revés, no quiere intentarlo de nuevo.
El que tuvo éxito está dispuesto a volver a tenerlo.
La clave para ser hábil en una disciplina no es practicarla cuando sale bien, sino volver a intentarlo cuando sale mal.
Hay un dicho deportivo que versa: “Si no duele, no hace bien”. Sólo pueden ganar competencias importantes los atletas, estudiantes, profesionales, empresarios y jefes de familia que lo entienden.
En la pugna, todos los contendientes comienzan a sufrir al alcanzar el borde de la fatiga. Es una frontera clara en la que muchos abandonan la carrera, convencidos de que han llegado a su límite.
Pero quienes no desfallecen, quienes hacen un esfuerzo consciente por aceptar el dolor que otros evaden, de pronto rompen el velo y entran en un terreno nuevo que se llama:
“Segundo aire”
En el segundo aire, la energía regresa en mayores cantidades, los pulmones respiran mejor, el sistema cardiovascular trabaja con más eficiencia y el cerebro agudiza sus sentidos.
Sólo en el segundo aire se triunfa; sólo en este terreno se hacen los grandes inventos; sólo aquí se realizan las obras que trascienden y las empresas que dejan huella.
Debemos llegar siempre a nuestro segundo aire.
Debemos insistir y resistir.
Sabemos que dando más de lo que debemos dar recibiremos más de lo que esperamos recibir. Sabemos que nuestros resultados son superiores porque están dados después de la fatiga, porque no fueron fáciles ni gratuitos, porque ocupamos este sitio tras haber hecho un esfuerzo extra en la vereda.
Nuestro amor por lo bien hecho nos une, nuestra complicidad por haber llegado juntos a la línea de sufrimiento y haberla traspasado para permanecer juntos en el segundo aire, donde ya no se sufre, donde todo son resultados.” – Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Determinarse a seguir ¡adelante!
Un nuevo comienzo
En el teatro de la vida, donde el telón se levanta revelando nuestras tragedias y triunfos, enfrentamos momentos que desafían nuestra resistencia y determinación. Cuando el público no llega al esperado espectáculo y nos encontramos solos frente a nuestras expectativas rotas, se desata una oportunidad única: la posibilidad de reconstruir.
Al recoger con delicadeza los fragmentos dispersos en el suelo, decidimos, a pesar del dolor, iniciar la fase de RECONSTRUCCIÓN. Este no es solo un proceso físico, sino un viaje emocional y espiritual que implica aprender a respirar conscientemente, a manejar nuestros pensamientos y a agradecer incluso las lecciones más dolorosas.
La reconstrucción no se trata solo de juntar piezas rotas, sino de erigir una nueva construcción sobre las bases de la experiencia y la resistencia. Es la valiente decisión de enfrentar el dolor, transformarlo en fuerza motriz y dirigirse hacia una versión mejorada de uno mismo.
Fuentes:
https://citas.in/busqueda/?h=Viktor+Frankl
https://www.ivoox.com/abrazate-audios-mp3_rf_45985081_1.html
http://www.motivaciones.org/MOTIV001/ctose16.htm
¡Comienza tu Viaje de Reconstrucción! Juntos podemos superar cualquier obstáculo.
Excelente reflexión. Gracias por compartirla .