AUSENTE

Te fuiste

Cómo huye la espuma después de besar

las arenas de una mar incierta,

Como se fue la sombra al llegar la aurora

aquella mañana sin tu presencia.

 

Te marchaste,

Como se marchó la blanca sonrisa de tu rostro,

el día que descubriste que aún me amabas.

 

Te alejaste,

Como se alejó al infinito incierto el canto solitario

de aquel canario en la espesa sombra de

mi madre selva espiritual.

 

Te retiraste,

Como se retiró la lanza después de chuzar el alma

del hombre cuyo único pecado fue amarte.

 

Solitaria acompañada,

Cabalgas entre tus vacíos, entre tus penas,

entre tus miedos, entre tus pensamientos,

 

Recuerdos,

que te causan dolor,

Rebeldía pasiva,

buscando saciar la sed de que te produjo

la mano oscura de una noche triste.

 

No temas, Dios existe,

Testigo ciego y sordo

de nuestro dolor infinito.

 

Nos buscamos, sin buscarnos.

No escuchamos, sin oírnos.

Nos sentimos, sin vernos.

Nos deseamos, sin pensarnos.

Nada ha muerto, todo sigue vivo.

 

Todo espera, el momento, el lugar,

el reloj marcará la hora, la señal del retorno,

y el reencuentro mostrará su rostro cual

brisas decembrinas al llegar el día.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *