“Un ser humano debe ser suficientemente grande para admitir sus errores, lo suficiente inteligente para sacar provecho de ellos y lo suficiente fuerte para corregirlos. La única garantía de fracasar es dejar de intentarlo.” – John Maxwell

De los fracasos se aprende

Admito que pocas veces pienso en la palabra fracaso, sin embargo hoy escribo estas líneas reflexionando sobre los vertiginosos sucesos del último mes.

Llevo un poco más de dos años en un proyecto de escritura, admito que soy una aprendiz de escritora a los 54 años cumplidos. Actividad a la que sin dudarlo quiero dedicarme lo que me resta de vida, que es menos que lo que ya he vivido.

Sin embargo en este tiempo cometí error tras error, llevándome esto a las consecuencias a las que hoy me enfrento, como algunas de las que describo a continuación:

  • Delegar la responsabilidad de mi proyecto ciegamente en terceros, sin obtener el conocimiento especializado necesario.
  • Creer que familiares, amigos y conocidos me acompañarán siempre en cualquier cosa que emprenda.
  • Creer que los contenidos que escribo con tanta pasión, generan interés, sin creer que podían ser “contenido muerto”.
  • Invertir grandes cantidades de dinero en el proyecto sin dedicar tiempo a buscar claridad en el retorno de la inversión.

¿Para qué sirve el fracaso?


El fracaso es una experiencia que, si se aborda de manera constructiva, puede proporcionar valiosas lecciones y beneficios. Actúa como un catalizador para el aprendizaje, fomenta la resiliencia al enfrentar desafíos, impulsa la innovación al inspirar nuevas ideas y soluciones, aclara objetivos al reevaluar metas, y contribuye a la construcción de carácter al fortalecer la mentalidad y la capacidad para enfrentar desafíos con valentía.

El valor del fracaso radica en la capacidad de reflexionar sobre él, aprender de la experiencia y utilizarla como plataforma para el crecimiento personal y profesional.

Hoy leyendo nuevamente las palabras de Thomás Alva Edinson, comprendo que no obstante mi sensación de desilusión y desconcierto, hoy más que nunca enfrento y acepto los errores cometidos y decido seguir adelante.

La frase “la responsabilidad no se puede delegar” se repite incesantemente en mi cabeza como un mantra para no olvidar.

En mi habitación, en las noches, a menudo me pregunto, ¿fracasé?, mi respuesta es ¡no!

Este episodio de mi vida, repleto de aprendizaje me va llevando de la mano lentamente y paso a paso al siguiente nivel de conocimiento.

En mis momentos de soledad voy a mi interior, a esa parte que se siente herida, dolida, y me doy ánimo, insisto en que no desistiré.

Persistir frente al fracaso

He leído que la palabra fracaso también está relacionada con algunas de las siguientes situaciones que describo a continuación:

  1. Perder el dinero invertido en un negocio, porque no había objetivos claros definidos y no pudo seguir sosteniendo.
  2. Perder el dinero que se tenía ahorrado en el banco por cierre del mismo.
  3. Sufrir una enfermedad venérea, incurable, crónica y/o degenerativa.
  4. Que tu amigo o familiar se quede con el dinero que le prestaste, perdiendo hasta la relación.
  5. No conseguir trabajo, o ser despedido.
  6. Que el carro o moto que era el sostén de la familia, se accidente y quede inutilizable.
  7. Descubrir que tu pareja te engaña con otro.
  8. Descubrir que tu hijo o hija hace parte de una banda de delincuentes, se droga a escondidas o nunca ha estudiado un semestre de los cinco (5) que has pagado.
  9. No lograr bajar o subir de peso, evitando los hábitos dañinos.
  10. No obtener el título, no ganar la competencia, no clasificar para ella, o no ser admitido en la universidad, en un club, etc.

Todas estas situaciones descritas y tal vez otras peores que se me escapan, han sido y siguen siendo experimentadas por los seres humanos sin importar la ubicación geográfica.

Lo que hace diferente a un ser humano de otro, es la capacidad y la actitud que tiene cada uno de enfrentar la situación que vive o a la que se ve enfrentado, por agentes externos.

Observo que algunos se derrumban completamente y otros lo toman como un proceso de aprendizaje.

¿Qué debemos hacer frente al fracaso?

Yo particularmente he decidido aprender, curar mis heridas mentales y seguir adelante.

Se dice en la biografía que Thomás Alva Édison, el inventor de la bombilla eléctrica que utilizamos en la actualidad, entre otros tantos inventos, decía como método para referirse al fracaso:

“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de como no hacer una bombilla”.

El caso es que suceda lo que suceda, mientras despierte y tengo vida, busco y no dejaré de buscar métodos, mecanismos, para seguir adelante, para luchar, para mejorar cada día y compartir esta información con ustedes.

Pienso que cuándo lleven mis restos al cementerio o esparzan mis cenizas en el sitio que les plazca, allí creo que ya no me quedará nada que hacer

Cometo errores, muchos errores, los sigo cometiendo a diario, pero no desmayo, no pierdo mi alegría, persisto.

Dicen los que saben, que de las equivocaciones es que se aprende, yo hoy más que nunca lo creo firmemente.

¿Qué es el fracaso?

El fracaso no necesariamente indica una falta de habilidad o capacidad, sino que puede ser el resultado de diversas circunstancias, decisiones o factores externos. Aunque comúnmente se percibe de manera negativa, el fracaso también puede ser una oportunidad para aprender, crecer y mejorar en futuros intentos, siempre y cuando se aborde de manera constructiva.



    Cuenta con nosotros para ofrecerte ayuda y orientación. Juntos podemos superar cualquier obstáculo.

    2 comentarios de “SUPERANDO EL FRACASO

    1. Yajaira Aguilar dice:

      Estoy impresionada con la cantidad de información que he leído amiga! Y si de los errores se aprende, eso he aprendido en el lapso de mi vida 💛! Gracias por leer e informarte para compartirlo con nosotros! Le pido a Dios por ese éxito 🙌, que para mi ya lo tienes! 🙏 te quiero 💖

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